Tu dignidad, ¡oh, guerrero!,
es como el rayo en las nubes de lluvia.
Tu sonrisa, ¡oh, guerrero!,
es como la luna llena.
Tu poder invencible
es como un tigre abalanzándose.
Rodeado de tropas,
eres como un yak salvaje.
Convertirse en tu enemigo
es como meterse en las fauces del cocodrilo:
¡Oh, guerrero, heredero ancestral
protégeme!
Chógyam Trungpa Rínpoche
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