En algunos lugares o por medio de mis colegas, me he enterado del porqué la rareza de estos días, marcados desde el 7 al 12 de marzo. Supuestamente estamos cruzando por una torsión de tiempo, conocido como nemontemi, "lo que se ha vivido", "lo que completa un periodo de vida", por los pueblos antiguos de mesoamérica. La explicación para esta extraña lluvia con sol, presencia exagerada de arcoíris en el cielo, fuertes ventarrones que arrancan árboles de raíz, responde a que nos encontramos entre los 5 días que completan la cuenta solar; la naturaleza cruza, cada año, por este tipo de sensibilidad regeneradora, antes de cerrar un ciclo calendárico. Dichos fenómenos responden a la influencia cósmica que la tierra recibe del universo.
El tiempo ordinario, registrado en el tonalpohualli, queda suspendido para dar cabida a otro tiempo, proveniente de las cuentas nemontemi, que a su vez se rigen por medio de una cuenta a parte. Al cruzar estos 5 días la cuenta calendárica vuelve a retomar su marcha y el año solar da comienzo a la veintena llamada atlcahualo, con ésta se inaugura el "año nuevo" indígena, casi a inicios de la primavera.
Haciendo un poco de memoria, recuerdo que el año pasado, alrededor de las once y media de la noche, el cielo adquirió un tono rosáceo, que alumbró alrededor de dos horas el cielo nocturno, tal y como si estuviese atardeciendo. Así, pues, la respuesta a estos días tan extraños podemos encontrarla en la sabiduría antigua. Bien dicen por ahí: "febrero loco y marzo otro poco".
El tiempo ordinario, registrado en el tonalpohualli, queda suspendido para dar cabida a otro tiempo, proveniente de las cuentas nemontemi, que a su vez se rigen por medio de una cuenta a parte. Al cruzar estos 5 días la cuenta calendárica vuelve a retomar su marcha y el año solar da comienzo a la veintena llamada atlcahualo, con ésta se inaugura el "año nuevo" indígena, casi a inicios de la primavera.
Haciendo un poco de memoria, recuerdo que el año pasado, alrededor de las once y media de la noche, el cielo adquirió un tono rosáceo, que alumbró alrededor de dos horas el cielo nocturno, tal y como si estuviese atardeciendo. Así, pues, la respuesta a estos días tan extraños podemos encontrarla en la sabiduría antigua. Bien dicen por ahí: "febrero loco y marzo otro poco".
Urginea Monterroso
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